El término mantenimiento de aplicaciones por terceros (cuyo acrónimo es TMA) consiste en externalizar el mantenimiento de las aplicaciones, es decir, delegar la totalidad o parte del mantenimiento de las aplicaciones a un servicio informático externo con contraprestación mediante la definición de los niveles de accesibilidad, cumplimiento de plazos y calidad.
El mantenimiento de las aplicaciones consiste en asegurar las condiciones operativas correctas del software, lo que incluye especialmente la corrección de errores, la adaptación a un entorno o a casos de usos nuevos o incluso la garantía de escalamiento de la aplicación.
A su vez, el mantenimiento del desarrollo, que no es cubierto por el TMA, consiste en añadir nuevas funcionalidades a una aplicación.
Por lo general, el diseño de proyectos informáticos forma parte de la actividad central de una empresa y, por lo tanto, es difícil confiar este tipo de actividad a un tercero. Por el contrario, el mantenimiento de las aplicaciones informáticas puede externalizarse, incluso más debido a que: