¡Cuidado! No todos los cables USB-C son iguales: si utilizas el equivocado puedes dañar tu teléfono
Casi todos los dispositivos tecnológicos actuales han adoptado el puerto USB-C. Pero debes tener cuidado con el cable que usas, de lo contrario puedes dañar tu dispositivo, ya sea smartphone, tablet, ordenador, auriculares, gafas de realidad virtual, relojes conectados, etc.
Nunca se había hablado tanto de los puertos de carga USB-C como este otoño debido a la decisión de Apple de incluirlos en sus nuevos iPhone 15, para cumplir con las obligaciones impuestas por la Comisión Europea que busca la adopción de un estándar de carga universal. Una medida esperada por muchos, y que hace un favor a todos aquellos que tienen cantidad de accesorios y dispositivos electrónicos con este puerto de carga. Ya no hará falta pensar en conseguir un cable especial y un cargador adecuado para recargar el iPhone o transferir datos. Sin embargo, detrás del diseño universal se esconde una variedad de usos.
El USB-C sirve para recargar un dispositivo y transferir datos, pero también para trasmitir audio o vídeo. Y claro, como en informática nada es sencillo, varias de estas funciones utilizan diferentes estándares, cada uno con sus características específicas. Como resultado, dos cables que parecen iguales pueden no prestar los mismos servicios, e incluso poner en riesgo tus dispositivos electrónicos si los utilizas de forma incorrecta. A continuación te indicamos los tipos de USB-C y sus usos.
USB-C para transferencia de datos. Al tratarse del estándar más reciente de conexión, podría pensarse que los cables tipo C son capaces de hacer transferencias de datos más rápidos que cualquier otro, ¡pero no es así! La velocidad depende del estándar elegido para cada dispositivo, mientras que el USB-C es simplemente una interfaz más práctica para la conexión. De hecho, existen cinco estándares USB con distintas velocidades de transferencia y carga: USB 2.0 con 480 Mbit/s (unos 60 MB/s), USB 3.2 Gen 1 con 5 Gbit/s (unos 640 MB/s), USB 3.2 Gen 2 con 10 Gbit/s (unos 1,25 GB/s), USB 3.2 Gen 2x2 con 20 Gbit/s (unos 2,5 GB/s) y USB 4 con 40 Gbit/s (unos 5 GB/s). Así que, si quieres transferir datos rápidamente entre un iPhone 15 Pro o 15 Pro Max y un ordenador compatible con USB 3.2 Gen 2, deberás optar por un cable USB-C compatible con el estándar para el que está diseñado el móvil de Apple. Si se trata de un iPhone 15 o 15 Plus, por ejemplo, no es necesario tener un cable de este tipo, ya que estos modelos solo son compatibles con el estándar USB 2.0.
USB-C para vídeo. Un pequeño matiz con el USB-C: también puede adaptarse al estándar Thunderbolt 3 o Thunderbolt 4. Estos ofrecen las mismas velocidades de transferencia de datos que el USB 4, pero también proporcionan una fuente de alimentación y, sobre todo, transportan la señal de audio-vídeo. Utilizan HDMI 2.0 y DisplayPort 1.2 para conectar el dispositivo a un monitor, por ejemplo, y disfrutar de una pantalla de ultra-alta definición en 4K u 8K. Para saber si tu puerto USB-C es compatible con Thunderbolt, busca el símbolo del rayo encima de la toma USB-C.
Este pequeño símbolo también se puede encontrar en el propio cable o en el enchufe, acompañado por el número 3 (para Thunderbolt 3) o 4 (Thunderbolt 4). Pero ten cuidado porque el cable Thunderbolt puede ser pasivo, permitiendo velocidades de 20 Gbit/s, o activo, generalmente a un precio más elevado, permitiendo velocidades de 40 Gbit/s. Todo esto estará indicado en la descripción y el empaque del producto, que te recomendamos leer con atención antes de comprar.
USB-C para la recarga. El USB-C también proporciona alimentación a dispositivos como auriculares, smartphones, lámparas y mucho más. Pero aquí también hay opciones. Algunos cables pueden recargar hasta 5 W, 10 W, 18 W o 36 W, mientras que otros pueden recargar hasta 240 W. Obviamente, los usos no serán los mismos en cada caso. Si recargas un smartphone, según la marca y la batería, un cable con una potencia de hasta 120 W será suficiente (la potencia de carga permitida por el dispositivo suele venir indicada en el empaque o en la ficha técnica). Los cables con una potencia de hasta 240 W se utilizan más para portátiles, notebooks o estaciones de acoplamiento que necesitan alimentar varios dispositivos a la vez. Los cables que permiten un alto nivel de potencia de carga muestran el pictograma PD de Power Delivery en el empaque, seguido del nivel máximo de potencia aceptado.
Como último consejo, te recomendamos utilizar el cable suministrado con tu propio aparato si es posible. Si se ha dañado y necesitas uno nuevo, evita los cables muy baratos. Para ser fiable, un buen cable debe incluir un componente eléctrico que adapte la potencia suministrada por el cargador a la del dispositivo que se está cargando. Los cables de gama baja que no están diseñados para una alta potencia de salida corren el riesgo de sobrecalentarse o incendiarse, y también pueden dañar el dispositivo que se está cargando. Así que opta por el cable original del producto, o bien por marcas reconocidas internacionalmente como Belkin, Anker o uGree, y que hayan sido certificadas por el USB-IF (USB Implementer Forum).