Ventilación en verano: pocas personas conocen la regla del 55 por ciento
En verano es necesario ventilar nuestro hogar, pero no de cualquier manera. Te enseñamos cómo hacerlo manteniendo el ambiente fresco.
Cuando suben las temperaturas en verano resulta agradable salir a dar un paseo y disfrutar de los rayos del sol sobre la piel. Sin embargo, al volver a casa la historia es otra, ya que preferimos un ambiente fresco, en especial a la hora de dormir. Y es que, ¿quién no ha pasado una mala noche dando vueltas en la cama por el calor intenso?
Existen algunos trucos de las abuelas que son bastante conocidos, como cerrar las persianas y las ventanas durante el día, para impedir que se guarde el aire caliente que entra o que la luz del sol aumente la temperatura al interior.
Entonces, para ventilar la casa se recomienda abrir las ventanas en los horarios en que el aire está más fresco, es decir temprano por la mañana y tarde por la noche. Vale la pena levantarse antes del despertador y abrir las ventanas de par en par.
Para garantizar un correcto intercambio de aire en los días calurosos de verano y enfriar un poco el apartamento, conviene abrir las ventanas y puertas durante unos 15 a 20 minutos. Debes evitar ventilar el apartamento durante horas, especialmente una vez que ha salido el sol.
El riesgo de aparición de moho en el hogar es especialmente alto en verano. La razón son las altas temperaturas. El aire caliente absorbe más humedad que el aire frío. Si entra demasiado calor en tu casa o apartamento, existe el riesgo de que la humedad de las habitaciones se deposite en las paredes, propiciando la aparición de hongos en las superficies.
Por lo tanto, es mejor ventilar sólo cuando pueda entrar aire más fresco por las ventanas, o sólo brevemente y no durante horas seguidas. El objetivo de una ventilación adecuada en verano no es sólo traer aire fresco a la casa, sino también garantizar que el aire se intercambie y que la humedad dentro de las cuatro paredes no sea demasiado alta.
Por lo tanto, debes controlar periódicamente la humedad de tu hogar. La mejor y más sencilla forma de hacerlo es con un higrómetro digital, que muestra tanto la temperatura como la humedad. En verano, la humedad media en las viviendas debe ser del 55 al 60%. Si el valor es mayor, existe riesgo de moho. Una ventilación adecuada definitivamente ayuda.
Los baños y las cocinas suelen estar más húmedos debido a la cocción y la ducha. Pero tampoco en este caso debería ser superior al 70%. Por lo tanto, conviene ventilar la habitación después de cada uso.