Alerta de toxinas: cuándo debes pelar las patatas
¿Ves manchas verdes e incluso brotes en las patatas? Esta es una señal de que se han acumulado sustancias nocivas en los tubérculos. ¿Es peligroso comerlas así?
Probablemente esto te haya sucedido en tu cocina más de una vez. Si se almacenan patatas a temperaturas de alrededor de doce grados o más, los tubérculos de patata suelen germinar prematuramente. Las raíces de los brotes de patata contienen solanina, una sustancia que es su protección natural contra hongos y depredadores. Pero los científicos advierten: la solanina en grandes cantidades es tóxica para las personas.
La solanina actúa sobre el sistema nervioso provocando dolores de cabeza y náuseas. Consumir tan solo un miligramo de solanina por kilogramo de peso corporal puede provocar malestares como dolores de cabeza, diarrea e incluso vómitos.
Los tubérculos con brotes de más de tres centímetros de largo no se pueden utilizar como alimento. Si las patatas tienen pocos brotes y son cortas, podrás comerlas sin problemas.
La solanina también se encuentra en las manchas verdes que a veces cubren las patatas. La superficie de la patata se volverá verde cuando la luz del sol incida sobre ella, es decir, durante el proceso de fotosíntesis. Tan pronto como se expone a los rayos de luz, el pigmento clorofila comienza a producirse en su superficie. Es necesario no solo para colorear la verdura, sino también para obtener los nutrientes necesarios para el tubérculo. Parece que las patatas verdes no tienen nada de malo: la clorofila se encuentra en las plantas, incluidas las comestibles. Pero además del pigmento, en el momento del enverdecimiento, las patatas también producen solanina. Por eso, conviene cortar las manchas verdes, sobre todo cuando veas que el tubérculo de la patata se ha puesto verde muy por dentro.
En cualquier caso, salvo que estemos hablando de patatas producidas en las granjas ecológicas, es importante quitarles la piel, que puede contener pesticidas y solanina.
Y un consejo más: compra patatas cuando las necesites y no para guardarlas durante mucho tiempo. Cuanto más tiempo permanezca en tu cocina, mayor será el riesgo de que aparezcan sustancias nocivas en ellas.