De la fama en TikTok a la oficina: La impactante confesión de una influencer que renunció a todo por un trabajo normal
Prepárate para la verdad: Una estrella de TikTok destapa las mentiras y el sacrificio detrás del éxito en las redes sociales y explica por qué prefiere un trabajo normal.
Ana Wolfermann, una influencer venezolana-estadounidense con casi un millón de seguidores en TikTok, ha decidido dejar atrás el mundo de las redes sociales para buscar un trabajo "normal". Su decisión ha generado revuelo y ha abierto un debate sobre la realidad detrás del glamour y la fama que vemos en las plataformas digitales.
La joven, quien ha sido influencer por varios años, reconoce que la profesión tiene sus ventajas: viajes gratis, productos de lujo, invitaciones a eventos exclusivos, y la posibilidad de trabajar desde cualquier lugar del mundo. "Si tanta gente idolatra las redes sociales y quiere convertirlas en su trabajo a tiempo completo, es en parte porque están muy bien pagadas y ofrecen muchas oportunidades increíbles", comenta Ana. Sin embargo, también asegura que la vida de influencer no es color de rosa.
Más allá de los beneficios, esta profesión puede provocar una crisis de identidad a largo plazo. Así lo confesó Ana a Fortune en una entrevista, y señaló que durante el último año, no ha sentido ningún tipo de desafío intelectual, un aspecto importante del trabajo de oficina que anhela recuperar.
La joven también mencionó que ser influencer puede ser superficial y alienante. "Sentí como si me estuviera volviendo más superficial... mi contenido no tenía nada que ver con mi vida real", dijo. "Quiero llamar la atención sobre esto, porque creo que muchas chicas jóvenes idealizan la idea de compartir su vida en internet. Al final, te obsesionas contigo misma porque tú, lo que haces, con quién te juntas, cómo te ves, se convierten en tu prioridad. Es un poco distópico". Ana también dijo que la presión por crear contenido constantemente puede ser agotadora: "Es como ser un actor que trabaja sin parar. Tienes que estar siempre creando, siempre buscando nuevas ideas, siempre tratando de mantenerte relevante".
Cabe resaltar que Wolfermann no es la primera influencer que habla sobre los aspectos negativos de la profesión. En 2019, un estudio reveló que el 32% de los influencers tienen una imagen negativa de su cuerpo. Además, el 76% de los influencers tienen otro trabajo para poder pagar sus cuentas, dedicando 30 horas semanales a su actividad en las redes sociales, lo que genera una carga de trabajo considerable.
Un informe del Washington Post del año pasado reveló que apenas un 12% de los creadores a tiempo completo ganan más de 50.000 dólares anuales. Pero incluso para ese grupo afortunado, las cosas no son tan fáciles como parecen. De hecho, Wolfermann predice que muchos de ellos podrían seguir sus pasos y abandonar el barco pronto.
Por ahora, Ana busca un trabajo estable en el área de marketing digital o gestión de redes sociales. "No creo que me paguen más que mi salario anual como influencer", admite, "pero hay algo muy agradable en tener algo estable". Su decisión ha sido aplaudida por muchos, quienes la ven como un ejemplo de que la vida "normal" no tiene nada de malo.
Su caso nos recuerda que las redes sociales no son una panacea. Si bien pueden ofrecer oportunidades y beneficios, también pueden tener un impacto negativo en la salud mental y la percepción de uno mismo. La decisión de Ana es un llamado a la reflexión sobre la idealización de la vida influencer, pues no todo lo que brilla es oro, y la vida detrás de las pantallas puede ser más compleja de lo que parece.