Tomar una ducha fría durante un año: te contamos si realmente ahorras dinero y qué efectos tiene en tu cuerpo
Tomar duchas de agua helada se ha puesto de moda por diversas razones. Te contamos si de verdad funciona.
Si sólo te duchas con agua fría durante un año, no sólo podrás superar tus limitaciones y falta de disciplina, sino también ahorrar dinero. ¿Pero a cuánto ascienden los ahorros reales? Esto es lo que dicen los expertos.
La primera dificultad con la que se enfrentó fue determinar si había un ahorro real para los que privilegian las duchas frías, ya que entran en juego factores como los hábitos de higiene, el volumen de agua utilizado y el coste del gas.En este caso, cambiar de diez minutos de duchas calientes a cinco minutos de duchas frías resultó en un ahorro de alrededor de 550 kilovatios hora por año. A un precio del gas de 12 céntimos por kilovatio hora, esto equivale a unos 66 euros.
Como verás, se trata de un pequeño ahorro que no será suficiente motivación para muchos. Sin embargo, eso no es todo, ya que las duchas de agua fría pueden traer múltiples beneficios para la salud.
Entre ellos, ayuda a mejorar la circulación sanguínea, estimula el sistema inmunológico aumentando la producción de glóbulos blancos, que son responsables de combatir los agentes patógenos. Por otro lado, puede ayudarte a perder peso, ya que se ha demostrado que las duchas frías aceleran el metabolismo, aumentando nuestro gasto calórico incluso en reposo. También puede mejorar el aspecto de nuestra piel, volviéndola más tersa y disimulando la celulitis.
Los beneficios también pueden ser psicológicos: el choque de temperatura nos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, además de hacernos sentir más frescos y con mayor energía para empezar el día.
Sin embargo, cabe resaltar que esta práctica puede traer algunos riesgos de los que hay que ser conscientes antes de probarla. Lo primero que se busca evitar es un choque de frío, que se manifiesta como una dificultad para respirar, aumento drástico del ritmo cardiaco y calambres musculares.También puede ocasionar un descenso en la temperatura corporal, provocando escalofríos y malestar general.
Por otro lado, exponerse al agua helada puede irritar la piel u ocasionar resequedad, especialmente para aquellos que tienen pieles atópicas o sensibles.