El misterio tras los miles de USB escondidos en paredes de todo el mundo: están ahí por un buen motivo
Dead Drops es una red anónima, sin conexión y entre pares (P2P), que ha sabido aprovechar espacios públicos en todo el mundo. También ha llegado a Madrid, Buenos Aires y Ciudad de México: esto es lo que ofrece.
El proyecto comenzó en Nueva York, en 2010, como una iniciativa del artista berlinés Aram Bartholl para fomentar el intercambio de información. Se le llamó "Dead Drops" y consiste en incrustar memorias USB en las paredes de algunos espacios públicos debidamente vigilados, con el objetivo de compartir mensajes artísticos. Para acceder a la información, solo basta con conectar un ordenador portátil con puerto USB o usar un cable de extensión, sin necesidad de recurrir al Wi-Fi. Hasta aquí todo suena muy bien... El problema es que "Dead Drops" presenta algunos riesgos en materia de seguridad informática a los que conviene prestar atención.
El contenido de las memorias USB
En principio, las memorias están casi vacías, salvo por un archivo de texto llamado "readme" ("léeme") que explica el proyecto. Así pues, cualquiera que pase frente a un pendrive puede copiar fotos, música, textos y vídeos en él, o descargarlos en su propio ordenador si ya están en el pendrive. Por ello, el proyecto hace especial énfasis en "el principio de participar y compartir", como puede leerse en el sitio web oficial de la iniciativa.
El sitio web no solo ofrece instrucciones para que cualquiera pueda incrustar las memorias USB en los muros, con cal y yeso, sino también un mapa completo en el que se detalla dónde están, o dónde deberían estar, las memorias USB en un centenar de países de todo el mundo. En concreto, según este mapa, se han registrado 2.276 memorias USB fijadas en las paredes de distintas ciudades, lo que suma una capacidad total de 70.475 GB disponibles (la capacidad media es un poco superior a 31 GB).
La popularidad del proyecto es mucho más notable en Europa y Estados Unidos que en el resto del mundo, pero se ha ido extendiendo a otros países. Según la base de datos de Dead Drops, actualmente existen 56 pendrives incrustados en calles de ciudades de España, como Madrid (14) y Barcelona (23). En Latinoamérica, la iniciativa no ha tenido la misma recepción, pero podemos encontrarlos en países como México (36), Argentina (13), Chile (10), Ecuador (6), El Salvador (6), Colombia (4) y Perú (1).
Si bien este proyecto solo busca que los usuarios puedan compartir archivos con otras personas sin ánimo de lucro, ¡mucho cuidado! Como es de suponerse, existe la posibilidad de que alguien instale virus o cualquier tipo de malware en los PC que se conectan a estos pendrives, con el fin de explotar sus vulnerabilidades. Así que, como lo harías con cualquier otra memoria USB cuya procedencia desconoces, se recomienda pasarles un antivirus a los archivos descargados.