Soledad en un mundo híper conectado: cómo la tecnología nos está aislando
En el mundo de hoy en día, cabría pensar que los adolescentes se sienten más conectados que nunca. Pero un reciente estudio de Harvard pinta un panorama diferente: a pesar de las infinitas formas de conectarse, los adolescentes dicen sentirse más solos que cualquier generación anterior.
La investigadora Laura Marciano encuestó a 500 adolescentes y descubrió que más de la mitad de ellos pasan regularmente al menos una hora sin ninguna interacción social, ya sea en persona o en línea. Incluso durante las vacaciones escolares, cuando la actividad social podría alcanzar su punto álgido, la mayoría de los adolescentes seguían sintiéndose aislados. Como respuesta, algunos países, como Australia, están tomando medidas drásticas, llegando incluso a prohibir las redes sociales a los menores de 16 años.
El Dr. Vivek Murthy, Cirujano General de EE.UU., advierte de que la soledad es ahora una crisis nacional, y que la tecnología fomenta comportamientos que alimentan el aislamiento. Aunque la tecnología en sí no es la única culpable, los estudios demuestran que las redes sociales pueden llevar a comparaciones poco saludables. Un análisis de 30 estudios reveló cómo comparar gustos, apariencias o logros puede hacer que los adolescentes se sientan "menos que". El profesor Chia-chen Yang, de la Universidad de Oklahoma, señala, sin embargo, que no todas las comparaciones son malas: algunas, como los objetivos académicos o profesionales, pueden ser motivadoras. Pero para muchos adolescentes, la comparación constante es agotadora y les lleva a sentirse desconectados e inadecuados.
Los mensajes de texto son la forma de comunicación preferida de los adolescentes, pero tienen sus límites. La investigación de Marciano muestra que sólo el 2% de los adolescentes opta por las videollamadas, prefiriendo los mensajes de texto. Pero sin tono, lenguaje corporal ni expresiones faciales, se pierde gran parte de la conexión humana. Marciano se pregunta: "¿Cómo se puede conectar realmente con alguien sin una comunicación plena?". Incluso los gestos sociales más conocidos están cambiando: los deseos de cumpleaños, que antes eran llamadas telefónicas o notas detalladas, ahora suelen llegar en forma de breves mensajes de texto, carentes de la calidez de la interacción real.
Otro factor que contribuye al aislamiento de los adolescentes es la atracción que ejercen los contenidos inagotables de las redes sociales. El Dr. Marc Potenza, experto en adicciones de Yale, señala que el "binge-watching" no es sólo entretenimiento, sino que a menudo va acompañado de sentimientos de ansiedad o depresión. Lo que empezó como una tendencia de Netflix se ha extendido a formatos rápidos y adictivos en TikTok e Instagram. Para muchos, se convierte en una forma de evitación social, creando un ciclo de aislamiento.
Una tendencia preocupante que se desprende de este estudio es el uso de chatbots de IA como sustitutos de la conexión humana. Emily Weinstein, experta en los hábitos digitales de los adolescentes, informa de que éstos confían cada vez más en la IA en lugar de en sus amigos, diciendo: "Este robot me escucha de verdad; la gente juzga, pero la IA no". Los adolescentes se sienten cómodos en estas conversaciones libres de juicios, pero Weinstein se preocupa por el impacto en las relaciones futuras. Si los adolescentes confían en la IA para "escuchar" e interactuar, ¿les parecerán las relaciones humanas demasiado arriesgadas o complicadas en comparación?