Este premio se otorga por las muertes más estúpidas. La lista es asombrosa

Este premio se otorga por las muertes más estúpidas. La lista es asombrosa

Seguramente conoces los premios Oscar, Grammy y Nobel que celebran los logros de una persona, pero ¿sabías que hay otro que celebra la estupidez mortal? Este es el Premio Darwin.

Estos premios se crearon en la década de 1980 y llevan el nombre de Charles Darwin, el padre de la teoría de la selección natural. Celebran a aquellos cuyo fallecimiento "mejoró" el mundo. Por cínico que pueda parecer, la idea es simple: al retirarse, las personas propensas a decisiones y acciones catastróficas nos salvan de problemas y desgracias.

Los Premios Darwin presentan un desfile de incidentes mortales, tanto ridículos como trágicos. Estas historias, que alguna vez fueron muy populares en las décadas de 1990 y 2000, han sido documentadas en un sitio web que lleva el mismo nombre. Aunque esta pagina ya no está actualizada, todavía ofrece numerosas historias asombrosas de todo el mundo. Éstos son sólo algunas de ellas.

En Estados Unidos, un hombre se subió al techo de su casa para realizar reparaciones y se ató al automóvil familiar por seguridad. Desafortunadamente, su esposa, sin darse cuenta de esta precaución, se fue, arrastrándolo a una caída fatal y espectacular. En otra historia, una pareja aburrida encendió un cartucho de dinamita para divertirse durante un viaje por carretera. Debido a que las ventanas del auto estaban cerradas, trágicamente se hicieron estallar junto con el auto.

En Brasil, un sacerdote, con la esperanza de batir un récord, surcó los cielos con 1.000 globos de helio. Perdido por el viento, desapareció del radar y fue encontrado arrastrado a la costa varios meses después.

La lista no termina ahí. Un hombre se ahogó en sólo 50 cm de agua después de quedarse atrapado en un desagüe mientras buscaba sus llaves. Un notario canadiense se arrojó sobre una ventana de seguridad para demostrar su resistencia, pero ésta cedió y cayó 24 pisos. Y un camarógrafo quiso filmar a los paracaidistas pero olvidó su paracaídas.

Si bien algunas de estas historias pueden haberse convertido en leyendas urbanas, todas sirven como un claro recordatorio de los riesgos de la estupidez. Como dijo Albert Einstein: "Sólo dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana".