Estos padres se encerraron en una habitación para entender cómo viven sus hijos: un experimento social

Estos padres se encerraron en una habitación para entender cómo viven sus hijos: un experimento social

Para comprender a sus hijos, que viven encerrados en sus habitaciones durante meses o años, este grupo de padres ha decidido hacer lo mismo durante varios días.

Ni teléfonos móviles, ni ordenadores, sólo paredes blancas y vacías. Para quien lo desee, también hay un mono azul a manera de uniforme, por lo que podría pensarse que se trata de una cárcel. Pero los huéspedes de las celdas de aislamiento de la Fábrica de la Felicidad de Corea del Sur no son criminales: son los padres de adolescentes y jóvenes hikikomori que viven esta experiencia para intentar comprender mejor a sus hijos.

Este programa ha sido desarrollado por organizaciones no gubernamentales del país, la Korea Youth Foundation y el Blue Whale Recovery Centre, para ayudar a los jóvenes socialmente aislados y a sus familias. En Corea del Sur, los hikikomori, como se denomina a los jóvenes que deciden dejar los estudios, el trabajo y la vida social para pasar el tiempo encerrados en sus habitaciones, son un problema que va en crecimiento. Según una encuesta del Ministerio de Salud coreano, 5% de los encuestados se identificaban como hikikomori. Si ampliamos esta cifra a la población de 18 a 35 años, significa que hay más de 500.000 jóvenes aislados en el país.

El programa familiar dura en realidad 13 semanas, durante las cuales los padres participantes pueden optar por reproducir la experiencia del aislamiento social encerrándose durante tres días en estas pequeñas celdas de unas instalaciones de Hongcheon-gun, en la provincia de Gangwon. No hay nada dentro, salvo una rejilla de ventilación en la puerta, y mientras dura el experimento, los padres que deciden participar no tienen contacto con el mundo exterior.

El objetivo de esta iniciativa es ayudar a los padres a ponerse en el lugar de sus hijos y comprender cómo se sienten ante su experiencia de aislamiento, una condición muy difícil y dolorosa fruto de una elección en apariencia voluntaria. "Me di cuenta de que es importante aceptar la vida de mi hijo sin obligarle a seguir un modelo concreto", declaró a la BBC una de las madres que participaron en el programa.

Además del considerable número de hikikomori, Corea del Sur también tiene una de las tasas de suicidio más altas del mundo, lo que ha llevado al gobierno surcoreano a poner en marcha o intensificar los programas de prevención de la salud mental, especialmente los dirigidos a adolescentes o adultos jóvenes.