Lo desalojaron y su casa apareció en Airbnb. Mientras tanto, su casero organizó un evento de caridad para acabar con el sintechismo
Después de perderlo todo, este hombre descubre que su casero se aprovecha de la situación.
El empresario tecnológico Adam Malamis es conocido en los sectores empresarial y benéfico de Londres, Ontario. Su empresa de desarrollo web, Simalam, atiende a organizaciones sin fines de lucro y agencias gubernamentales. Mientras tanto, Erwin Long vivía en un pequeño dúplex con su gato, Boo-Boo. Se trataba de una pequeña vivienda con porche, cocina y dormitorio. Después de que una lesión en el lugar de trabajo le dislocara la cadera y lesionara la espalda, dijo que su salud mental empeoró y ya no podía trabajar. Pero con 550 dólares al mes, podía pagar el alquiler gracias a su pensión de invalidez.
Todo cambió en 2019, año en que Malamis organizó un combate de boxeo benéfico llamado "Lucha para acabar con las personas sin hogar", destinado a líderes empresariales que recaudarían dinero para las personas sin hogar. El evento obtuvo más de $700,000 para refugios. Pero el mismo año, una de las empresas de Malamis compró el dúplex de Long y lo desalojó ilegalmente.
Tan pronto como se concretó la venta, tres hombres llamaron a la puerta y pidieron al inquilino que firmara un acuerdo para mudarse en las siguientes dos semanas, a cambio de 550 dólares. Además, dejaron de aceptar el pago de la renta en efectivo para alegar impago y facilitar el desahucio. En el proceso, los hombres no dejaron de tocar a la puerta para acosarlo.
Semanas más tarde, le pidieron que dejara la propiedad para fumigar, y Long regresó para encontrar que habían sacado sus cosas a la calle y cambiado las cerraduras. El inquilino tuvo que dormir en la calle y buscar refugios, además de que perdió a su gato. Todo esto a pesar de que la Junta de Propietarios e Inquilinos de la ciudad falló en su favor, y el juez dijo que las acciones del propietario fueron "deplorables".
El caso de Long tardó más de 15 meses en llegar ante un juez, en parte debido a la pandemia. Durante la audiencia, Malamis afirmó haber procedido dentro del marco legal, ofreciendo opciones de alquiler y apoyo, a la vez que negó haber tirado las pertenencias de su inquilino y tapiado la propiedad. Sin embargo, el juez estimó que el desalojo fue ilegal, acusando al empresario de acoso, obstrucción, coacción y allanamiento de morada.
Se ordenó a la corporación de Malamis pagar a Long un total de 6.707,50 dólares, pero Malamis solicitó una revisión a la Junta de Propietarios e Inquilinos. Más de tres años después, Long sigue esperando el dinero de su indemnización. Mientras tanto, el hogar que ocupaba anteriormente aparece listado en la plataforma de viviendas vacacionales Airbnb, con un precio de 110 dólares la noche. Actualmente, el propio Malamis tiene la insignia de anfitrión destacado en la plataforma.